viernes, 10 de julio de 2009

Historia del cine panameño del período oligárquico

La primera presentación de imágenes en movimiento en el Istmo se dio el 14 de abril de 1897 en la ciudad de Colón, antes de la independencia de la República de Panamá de Colombia. El cine llegó a bordo del vapor Holstía, en el que viajaba la compañía de origen sueco llamada Balabrega, la cual traía un vitascopio de Edison. La compañía continuó rumbo a la Ciudad de Panamá, y el 19 de abril presentó el vitascopio en la capital. Luego en Junio del mismo año arribó el célebre operador francés Grabriele Veyre con el cinematógrafo de los hermanos Lumiere.

Sobre el inicio del Siglo XX, la pequeña nación se encontraba agitada y revolucionada por la guerra civil colombiana, denominada la Guerra de los Mil Días. El 3 de noviembre de 1903, Panamá se declara independiente de Colombia, y se afianza el poderío estadounidense en el corazón del país. Sobre esos primeros años de República, las primeras filmaciones que se realizaron en el territorio fueron realizadas por el ejército norteamericano, que utilizó este medio para plasmar los procesos de la construcción del canal interoceánico. Si bien se constituyen como las primeras filmaciones, el concepto de cine panameño, no se basa solo por el territorio panameño, sino también por esencia e idiosincrasia. La cinematografía en Panamá estaba relegada para fines netamente comerciales.

El canal de Panamá es inaugurado el 15 de Agosto de 1914, siendo el Vapor Ancón la primera embarcación en realizar el recorrido. El Canal de Panamá, una maravilla de la ingeniería moderna, que nacía de las necesidades del sistema capitalista estadounidense, de construir una ruta marítima comercial factible entre sus dos costas y para el comercio internacional, partió al medio la pequeña nación, tanto social y como geográficamente. Durante las décadas de los años veinte y treinta el país sufrió fuertes distanciamientos entre clases dominantes y populares. Y se tuvo que atener a las numerosas y vergonzosas intervenciones por parte de los Estados Unidos en los asuntos internos de Panamá. En 1925, se lleva a cabo la revolución Tule, en la cual el pueblo Kuna se levantó en contra de la Policía Colonial, logrando neutralizarla, reclamando libertad cultural y el derecho a sus tierras. En 1926, tras la sanción de una ley sobre reformas fiscales por parte del Secretario de Hacienda Dr. Eusebio A. Morales, la clase obrera lanzó una huelga de no pago de alquileres, que terminó en una intervención militar del ejército norteamericano y la muerte de 25 inquilinos pobres y varios heridos. El 28 de julio del mismo año, se firman los tratados Alfaro-Kellog los cuales constituyen la primera revisión del desigual tratado Hay-Bunau Varilla, pero continúan siendo un fracaso para la opinión pública.

En estas primeras décadas del siglo XX, el grueso de la actividad cinematográfica se concentraba en comprar y comercializar producciones extranjeras para proyectar en las salas de cine, y no se concibió el cine propio como posible, mucho menos una industria. A tal punto, que no hubo casi producciones propiamente panameñas sobre la primera mitad del siglo. Inclusive, el país tuvo un valor estratégico para la industria cinematográfica dominante, siendo el lugar propicio, en 1928, para la instalación de grandes empresas distribuidoras como Universal, Paramount, Columbia, Fox, Warner Brothers, y más adelante la Metro Goldwin Mayer, que decidieron trasladarse desde Guatemala a la Ciudad de Colón. Para Edgar Soberón, historiador y crítico panameño: “El cine llego a la sociedad panameña como instrumento de dominación, como pasatiempo de la clase dominante, como diversión y para consumo de producciones foráneas.” (Soberón y Del Vasto, 2003).

El 17 de octubre de 1933, en Washington el Presidente Franklin Delano Roosevelt y su homólogo panameño, el Presidente Harmodio Arias Madrid, en declaración conjunta manifestaron que la construcción del canal había concluido y que el uso, ocupación y control de la Zona del Canal era sólo para el mantenimiento, funcionamiento y protección del canal. Tres años mas tarde, los dos presidentes firman en secreto el tratado Arias-Roosevelt que proporcionó a Panamá solo de inversiones para infraestructura y la protección del Canal en conjunto, mas las negociaciones no suscitaron la unanimidad del pueblo panameño, provocando el descontento de varias facciones.

En 1943, Ernesto Pool filmó el primer documental etnográfico panameño sobre la tradicional balsearía indígena en Tole, provincia de Chiriquí (La balseria es una celebración de la cultura Ngöbe Bugle, en el que un pueblo invita a otro a compartir la chicha y el hogar, a la vez que se compite mediante la lucha). Para Panamá, la primera ficción cinematográfica se produjo recién en 1946 en la provincia de Veraguas, cuando Carlos Luís Nieto, un apasionado por el cine y propietario del Cine María Luisa en Santiago de Veraguas, filmó un mediometraje de ficción, el primero del que se tiene noticia, titulado Al calor de mi bohío. Este mediometraje filmado en 16mm y a colores, era relatado por medio de intertítulos ya que era silente. El trama estaba relacionado con el cine mexicano, y en especial al emblemático subgénero de las pecadoras, un cine con pocas variantes de la estructura clásica melodramática, en el cual la protagonista proveniente de una provincia viaja a la urbe, y es seducida y abandonada por un rufián, lo que la lleva a una mala vida. El elenco incluía a Aurea ¨Baby¨ Torrijos, Uriel Santacoloma, América Hill, Santander Tristán, Augusto Castillero, Carlos Francisco Changmarín y Robert Hidalgo. Más allá de las carencias y los precarios recursos con los que contó esta producción, basada en preceptos clásicos surge de manera tardía y artesanal el primer film panameño. El realizador, Carlos Luís Nieto, quien había adquirido un equipo de filmación en 1933, también filmó varios cortometrajes sobre la vida de los habitantes de la región de Santiago, entre los que todavía sobreviven, se encuentran Elecciones en Santiago (s.d) y Todos compran billetes y chance (s.d.), el cual se refiere a la afición de los panameños por la lotería.

El segundo largometraje de ficción panameño se realizó tan solo unos años más tarde, y continuó con la misma línea argumental en la que se presentaba la dicotomía entre ciudad/campo, en la cual la ciudad representaba un peligro para la tradición y la moral, y el campo, representaba los valores puros. El film se titula Cuando muere la ilusión (1949) de Rosendo Ochoa y Carlos Ruiz, y es protagonizado por los mejores actores de la época, como Elda de Icaza y Aldo García. El mismo fue producido por Panamá Sono Films, propiedad del mismo Rosendo Ochoa y su hermano, ambos de origen ecuatoriano. El rodaje de este film tuvo muchos problemas, desde un bajo presupuesto hasta actores que se rebelaron a punto tal de la negación de continuar con la historia como lo indicaba el guión. Por estos motivos la película termina drásticamente. Finalmente luego de cinco meses de rodaje y frente a las adversidades, la película fue estrenada el 7 de Julio de 1949 en el Teatro Presidente de la Ciudad de Panamá, en una función de honor para el presidente de la República, Domingo Díaz y la prensa.

En la década de los cincuenta la única producción cinematográfica que se realizó en Panamá, fue una película del género religioso, titulada El misterio de la Pasión (1954), llevada a cabo por el Padre Ramón María Condomines, a petición del Director de Cultura del Ministerio de Educación, Rafael Peralta Ortega. “El misterio de la Pasión es la filmación de una obra de teatro sobre la Pasión de Cristo, en la cual participaron los pobladores de San Francisco de la Montaña, al norte de Veraguas”(Soberón, 2003). Esta película, filmada en 16 mm a color con una duración de cincuenta minutos, no fue exhibida públicamente, y permanece en poder de un particular. Sin embargo la temática del film evidencia la importancia de la representación religiosa en las culturas istmeñas, que aún ocurre en el interior de Panamá, en el período de Semana Santa.

En 1953, asume el poder el Presidente Remón Cantera, un ex militar quien solicita la revisión de los tratados. Se inician entonces negociaciones, pero se estacan tras una rígida postura del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Cantera logra avanzar sobre las negociaciones y en 1954 envía al ex presidente Harmodio Arias Madrid a Washington para la presidir las negociaciones por parte de Panamá. Sin embargo, y a pesar de la posición sobre temas de reconocimiento de la soberanía y el fin de la perpetuidad sobre el Canal, lo que perseguían los gestores panameños era resolver los problemas económicos que atravesaba el país, exigiendo una renta anual de cinco millones de dólares como arriendo de la Zona del Canal. En contraparte Estados Unidos buscaba imponer una cláusula denominada el silencio perpetuo en el que Panamá se comprometía a no pedir más revisiones sobre los tratados. El 2 de Enero de 1955, el Presidente Remón Cantera es asesinado en el Hipódromo que hoy lleva su nombre. Ese mismo mes, el 25 de Enero se firman los tratados de mutuo entendimiento y cooperación, Remón-Eisenhower.

Con la década de los sesenta llega la televisión al istmo, lo que conlleva a una mayor penetración de productos audiovisuales extranjeros, el reforzamiento del campo de poder impuesto por los invasores y la expansión de sus mercados, valiéndose de productos culturales homogéneos que instruyen la mirada [interés público] para la lectura de un lenguaje canónico y repetitivo, que inunda el mercado mediante grandes capitales y múltiples ventanas que se revelan sobre las propias, desvinculando el interés sobre las manifestaciones culturales propias producidas con menos recursos. Pero también es una década que se caracteriza por varias producciones de largometraje y sucesos de la vida nacional que desembocan en la lucha por la soberanía. En 1965, se realiza un docudrama ordenado por diversos ministerios con el fin de promocionar el potencial turístico del país en el extranjero; Panamá tierra mía dirigida por Jorge De Castro, es un film fundamental para este proyecto, ya que evidencia la postura del Estado durante el periodo oligárquico, el cual se aboca a producir para el extranjero, priorizando la mirada hacia lo foráneo, y con fines comerciales. Esta determinación, en materia de producción audiovisual, persiste también en el período democrático.

El filme arranca con una canción que refiere las bellezas del país, mientras acompaña las imágenes de la ciudad. Una voz en over también explica diversos aspectos del país, como la geografía, el funcionamiento del Canal, etcétera. El esbozo de la trama que se presenta es la de dos parejas que con motivo de su luna de miel visitan lugares de interés turístico, tanto en la Ciudad de Panamá, como en el resto del país. (Cortés, 2005, p.52)

El filme que fue protagonizado por Claudio Leopólito, Deborah Carbone, Ralph Joren y Mara Dess; recorre con su trama las regiones más atractivas del Istmo, como Volcán, Boquete y San Blas, representando a la etnia Kunas como exótica, y concluye en la Ciudad de Panamá, donde ambas parejas se encuentran en un hotel del cual se realiza la debida publicidad, inmersos en un ambiente de elegancia y romance. Este tipo de producciones de promoción turística ya se había inaugurado en la región, como es el caso del país limítrofe y Así es Costa Rica (1953) de Leo Aníbal Rubens. Jorge De Castro realizó el año siguiente un largometraje de ficción, titulado Ileana, la Mujer (1966) filmado en 16 mm en blanco y negro y con una duración de 90 minutos. Y Contó con un gran presupuesto para esa época de treinta mil dólares, así como con la actuación de Isabelita Damián, Donaldo Cardoze, Scarlett Cunningham, José M. Zardón, Ema Rodríguez, y Antonio Damián.

En búsqueda de un lenguaje propio

En 1967, se forma un pequeño grupo de aficionados al cine fundado por el cineasta Armando Mora, en conjunto a un grupo de estudiantes de teatro de la Universidad de Panamá, el cual llamaron Cine Club Ariel. Dicho grupo fue el responsable de organizar, dos años después de su fundación, el Primer Festival de Cine Nacional, en el que participaron alrededor de quince trabajos, incluyendo participantes zonians [oriundos de la zona del canal]. El ganador de este certamen fue Carlos Montúfar con el cortometraje Underground de Panamá (1969), el cual obtuvo cinco premios en diversas categorías. Montúfar, también conocido como Carlos de Panamá, hijo de un fotógrafo panameño, es un aficionado al cine y de la técnica fotográfica, de allí que Mora lo invitase a reunirse al grupo, el cual se convirtió en un taller de cine.

El Cine Club Ariel organizó el primer festival de cine en 1969, todavía yo no había filmado nada, sólo estudiaba el lenguaje y considere que estaba listo, así que pedí una cámara prestada y hice mi trabajo que se gano todos los premios de dicho festival. Los norteamericanos de la Zona del Canal (el ejercito también) participaron con 3 cortos. Inclusive utilizaron un director acabado de llegar de California. Después de ese festival y viendo que participaron 14 trabajos se formó el Cine Taller Ariel. (Montúfar, 2009)

A partir de este proyecto, Carlos Montúfar y Armando Mora produjeron una serie de cortometrajes en los que se refleja una experimentación en el lenguaje cinematográfico, en búsqueda de una estética propia. El mismo año, Carlos Montúfar llevó a cabo el cortometraje Nosotros formamos una multitud (1969), también en blanco y negro, con base en fotografías suyas y música de Roberto Enrique. Luego en 1970 realizó Lógica infantil (1970), también en blanco y negro, pero con una duración de 20 minutos, el cual narra de manera literal la relación de un niño con su madre muerta a través de una fotografía. En 1971, Carlos Montúfar se traslada al archipiélago de San Blas, para filmar los rituales y la vida cotidiana de la etnia Kuna para el film El amanecer de mi raza (1971), el cual fue televisado y difundido en la Universidad de Panamá, entre otros lugares alternativos. Continuando con su prolífica producción, Montúfar realizó, El canillitas (1974), donde narra la historia cotidiana de un niño vendedor de periódicos que recorre la ciudad.

El Canillita se me ocurrió estando en Cali-Colombia donde el Taller Ariel presentaba sus trabajos en el "Festival Panamericano de las Artes", allí viendo los vendedores de periódicos di comienzo escribiendo la idea en servilletas, esto fue en 1974. (Montúfar, 2009)

Por su parte, Armando Mora también realizó La tierra prometida (1971), film que se presentó en el festival de cine de Cali, así como Cuartos (1972), basado en un poema de Demetrio Sevillano. Ambos cineastas realizaron estas producciones sin ningún tipo de apoyo o patrocinio, aunque en esos tiempos se tenía la posibilidad de revelar el material en Panamá. Cine Taller Ariel se dispersa a principios de la década de los setenta, y aunque el cine pasó a jugar un papel protagónico en la vida nacional a través del Grupo Experimental de Cine Universitario (GECU), Montúfar y Mora no formaron parte del nuevo movimiento por motivos ideológicos, así Club Taller Ariel se consagra como una tendencia estilizada y moderna del cine panameño.

En 1969, se realiza una primera coproducción con Argentina, con el film del género erótico, Desnuda en la arena (1969) de Armando Bo, la cual contó con la actuación de Isabel Sarli. También, ese mismo año se realizan los primeros documentales para la lucha por la soberanía de Torrijos, El tratado que ningún panameño firmó (1969) y Energía soberana (1960), ambos realizados por John H. Heyman, por encargo del General Omar Torrijos en persona. John Heyman, era propietario de una empresa cuyo nombre era Cine Estudio Latinoamericano S. A. (CINELSA), la cual producía desde los años cuarenta noticieros de interés social, llamados Revista Nacional. Por los años sesenta la empresa se diversificó hacia otros servicios y publicidad. En 1971, Panamá sirve nuevamente como locación para otra coproducción, El tesoro de Morgan del director mexicano Zacarías Gómez Urquiza, fue realizado en cooperación de Colombia y Panamá. Cabe destacar que 1969 fue un año de gran relevancia para la cinematografía panameña, ya que se realizó una gran cantidad de producciones, en las cuales se ve una primera exploración en un cine de autor panameño, los primeros cortometrajes de la lucha por la soberanía y las primeras coproducciones con el extranjero.

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